Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si se utiliza correctamente, el microondas no conlleva ningún riesgo. «Cuando se usan de acuerdo con las instrucciones del fabricante, los hornos microondas son seguros y convenientes para calentar y cocinar una variedad de alimentos».
Unas de las preguntas comunes en consulta es... "Que tan seguro es calentar o cocinar en el microondas". Son inquietudes generadas en redes sociales por un pequeño pero creciente movimiento que esta dejando de usar microondas aludiendo riesgos para la salud y la preocupación por la calidad de los alimentos. Sin embargo los hornos microondas han sido durante décadas un elemento básico presente en las cocinas de muchos hogares, cafeterías, restaurantes, oficinas, etc; revolucionando la forma de cocinar y consumir alimentos y por su puesto los riesgos para la salud y la inocuidad de los alimentos has sido teorías demostradas sin fundamento.
Los hornos microondas utilizan una forma única de radiación no ionizante, conocida como "microondas", distinta de la radiación ionizante de los rayos X y otras fuentes de alta energía. Según Christopher Baird, físico de la Universidad West Texas A&M (Estados Unidos) especializado en electromagnetismo, las microondas de nuestras cocinas son una forma de radiación electromagnética similar a las ondas de radio.
El corazón de un horno microondas está en su tubo de magnetrón, que genera estas microondas. Una vez producidas, rebotan en el interior metálico del horno, creando un entorno de cocción muy controlado. Cuando las microondas entran en contacto con las moléculas de agua, las hacen vibrar rápidamente, generando fricción y empujándose unas a otras. Esta fricción, a su vez, genera calor, o energía térmica, que calienta los alimentos.
Las microondas cocinan los alimentos principalmente de fuera hacia dentro. Los alimentos con mayor contenido en agua, como las verduras frescas, tienden a cocinarse más rápidamente porque la radiación de las microondas calienta fácilmente el agua.
La FDA reconoce la existencia de casos aislados y poco frecuentes de lesiones por radiación relacionadas con el uso de hornos microondas, debidas principalmente a problemas como la rotura de un precinto de microondas o su puerta no este herméticamente cerrada
"Las ondas electromagnéticas de alta energía pueden inducir corrientes eléctricas significativas en los nervios, causando potencialmente quemaduras y daños", afirma Baird. Baird cita casos excepcionales en los que el mal funcionamiento de los hornos microondas ha causado lesiones nerviosas a personas que introducían la mano en el horno o cerca de él.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), hay pocos motivos de preocupación, a menos que el horno microondas sufra daños que permitan la salida de las microondas.
Por razones de seguridad, la FDA desaconseja el uso de determinados recipientes de plástico, recipientes metálicos y papel de aluminio en el microondas. Cada vez hay más pruebas de que el plástico, incluso el etiquetado como "apto para microondas", introduce partículas microscópicas nocivas en los alimentos... para mayor seguridad usar recipiente de cristal o porcelana apta para horno microondas
Los alimentos calentados en microondas retienen la humedad en la superficie, lo que impide que adquieran el aspecto deseado, como una corteza dorada, en algunos casos. No obstante, las conclusiones de un estudio publicado en 2020 destacan las ventajas de los tiempos de procesado cortos, las bajas temperaturas de calentamiento y los niveles de potencia relativamente bajos, todo lo cual impide que se pierdan nutrientes.
Un artículo publicado en la revista Food Science and Nutrition llegó incluso a la conclusión de que los hornos microondas consumen menos energía y agua que otros utensilios de cocina habituales.
El Instituto Internacional de Energía de Microondas también desmiente un rumor muy extendido: que países como Japón y Rusia prohibieron los hornos microondas debido a la radiación. No hay pruebas que respalden estas afirmaciones.
Este artículo se publicó originalmente en nationalgeographic.com.